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42Las pruebas del juicio laboral deben ser apreciadas como unaunidad y analizadas exhaustivamente. Es por ello que el silencio deuna prueba vicia indefectiblemente de nulidad la sentencia; y esevicio se presenta cuando el juez deja de examinar alguna de laspruebas aportadas al proceso.Pareciera que conforme al sistema de la valoración queconocemos como la sana critica el juez no esta sometido a rigurosasreglas de apreciación, sino al uso de sus facultades, de conciencia desentido común y hasta de su perspicacia, para hacerse de un criteriode la controversia; y para este propósito no debiera el juzgador estarobligado a fundar su decisión en la totalidad de las pruebas, sino que,basta con el análisis de aquellas que le permiten encontrar la verdado una solución racional al conflicto de intereses. Y aunque creemosque esta modalidad simplifica el trabajo del juez al momento deestablecer su fallo; la falta de consagración expresa en el texto de laLey Orgánica Procesal del Trabajo, mantiene atados a los jueces dejuicio a la obligación de la exhaustividad en la valoración de laspruebas.Se encuentra pues, el juzgador obligado al análisis de todas ycada una de la pruebas que cursen en autos, bien que haya sidoofrecida por las partes o que hayan sido aportadas oficiosamente porél mismo, debiendo valorarlas, bien apreciándolas o desechándolas,para así, establecer los hechos debatidos en el proceso y construir lapremisa menor del silogismo judicial, pues, una vez que la prueba asido promovida legalmente, admitida y evacuada o materializada masno apreciada, se produce el denominado vicio de silencio de pruebas,que no es otra cosa que la ausencia de análisis de las pruebasincorporadas al proceso por parte del juzgador al momento de dictarsu fallo.