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¿Quién responde a las mujeres?

El progreso de las mujeres en el mundo 2008/2009.

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enormes cantidades de perpetradores de abusoscontra los derechos humanos, y la limitadacapacidad del sistema de justicia oficial, hanimpulsado a muchos gobiernos a depender desistemas oficiosos o tradicionales de justicia.Los sistemas tradicionales de resolución decontroversias, como Mato Oput en Uganda,Gacaca en Rwanda, o Bashingatahe enBurundi, todos los cuales se ocupan primordialmentede delitos de bajo nivel, como controversiassobre propiedades y robos, y nuncatuvieron la intención de dictaminar acerca dedelitos de tanta gravedad como el asesinato,la tortura o la violencia sexual, ofrecen sinembargo una ayuda muy necesaria al sistemade justicia al seleccionar los casos que debensometerse a consideración del sistema oficialy al dictaminar en casos menos complejos.Asimismo, proporcionan algo invaluable: labúsqueda de la verdad y los elementos dereconciliación, que son componentes críticosde una justicia restauradora. Pero esos mecanismospueden tener resultados ambiguospara la mujer. Por una parte, la participaciónen <strong>las</strong> declaraciones públicas en procura dela verdad puede posibilitar que <strong>las</strong> <strong>mujeres</strong>asuman nuevos papeles públicos, y que tambiénexijan reparaciones por <strong>las</strong> atrocidadesde guerra cometidas por razones de género 36 .De otra parte, si los arreglos especiales parala protección de <strong>las</strong> <strong>mujeres</strong> sobrevivientes (ytestigos) y la inclusión de <strong>mujeres</strong> juezas no seaplican sistemáticamente, es poco probableque <strong>las</strong> <strong>mujeres</strong> se beneficien de esta oportunidad.Por ejemplo, los procesos y principiosmismos de los sistemas de justicia oficiosos–enfrentamiento público y conciliación entrela víctima y el trasgresor– contradicen principiosintrínsecamente imprescindibles para <strong>las</strong>eguridad y la dignidad de <strong>las</strong> sobrevivientesde violencia sexual. En el recuadro 5B sedescriben esas ambigüedades en el ejemplotal vez mejor conocido de justicia oficiosa detransición, los tribunales Gacaca en Rwanda.Vigilar a los encargados de lavigilancia: exigir que el sistemade justicia rinda cuentasCuando los sistemas nacionales de justiciano han proporcionado reparación a sus agravios,a veces, <strong>las</strong> <strong>mujeres</strong> los han sometidoa consideración de organismos regionales ointernacionales de derechos humanos. Porejemplo, la desaparición y el asesinato de másde 300 <strong>mujeres</strong> en Ciudad Juárez, México,desde 1993, llamó la atención del mundogracias a <strong>las</strong> acciones de ONG defensorasde los intereses de la mujer, que sometieronla cuestión a la Comisión Interamericana deDerechos Humanos y al Comité de la CEDAW,de <strong>las</strong> Naciones Unidas. El Comité de laCEDAW formuló recomendaciones para laacción al Gobierno de México y le dio un plazode seis meses para que informara sobre losprogresos logrados. En el 2005, el GobiernoRECUADRO5CCorte Penal InternacionalEl siglo más sangriento de la historia humana culminó con la concertaciónde un tratado con el fi n de crear la primera Corte Penal Internacionalpermanente i . Cuando los tribunales nacionales no pueden o no quierenenjuiciar a personas acusadas de genocidio, crímenes de guerra o crímenesde lesa humanidad ii , dicho tribunal proporciona un foro para defenderlos derechos de <strong>las</strong> víctimas –tales como <strong>mujeres</strong> y niños–, que raramentehan podido recurrir a la justicia después de los confl ictos.El Estatuto de Roma codifi ca los delitos de violencia sexual sobre la basede instrumentos jurídicos internacionales, como los convenios de Ginebra,y la jurisprudencia de los tribunales penales internacionales para laex Yugoslavia y para Rwanda. Actualmente, casi la mitad de todas <strong>las</strong>personas encausadas por estos tribunales están acusadas de asaltosexual, o bien como perpetradores, o bien como jefes de estos últimos iii .Como medida del progreso logrado puede preverse que la transformaciónde la violación sexual de “un atroz detalle” de la guerra, según lafamosa frase del fi scal acusador en los Tribunales de Nuremberg, a unatáctica ilícita de guerra, ha de incorporarse en los manuales militaresnacionales de todo el mundo. Cada Estado que ha ratifi cado el Estatutode Roma o que se ha adherido a él está obligado a armonizar <strong>las</strong> leyesnacionales con <strong>las</strong> normas del Estatuto de Roma y nunca otorgar asilo niamnistía a los presuntos culpables. Dado que la malla de la jurisdiccióninternacional solo puede atrapar a los perpetradores más notorios, estesistema debería reforzar la capacidad de los tribunales nacionales paraenjuiciar a los menos monstruosos.La ONG Women’s Initiative for Gender Justice colabora con gruposde <strong>mujeres</strong> que se ocupan de la violencia sexual en cada uno de lospaíses donde hay casos tramitados ante la Corte Penal Internacional.Su “Tarjeta de califi caciones sobre cuestiones de género” se ocupa dela aplicación en el ámbito nacional del Estatuto de Roma en general, yde los mandatos en cuestiones de género en particular, y los “califi ca”para asegurar que esas disposiciones “no se diluyan al traducir<strong>las</strong>” parasu aplicación en ámbitos nacionales iv . En esa Tarjeta también se tomaen cuenta la participación de <strong>las</strong> víctimas –que ha considerado “parciale insatisfactoria, creando así una ilusión de participación y justicia sinque esto corresponda a la experiencia real” v . Las pruebas indican que elEstatuto de Roma es meramente una etapa en una lucha en curso contrala impunidad. Según expresó una mujer activista: “Los adelantos logradospara <strong>las</strong> víctimas de violencia sexual han sido el resultado de unaardua lucha emprendida por una pequeña cantidad de ONG de <strong>mujeres</strong>,locales e internacionales, en cada etapa del camino. Para asegurar quela Corte Penal Internacional avance de manera acorde con este progreso,será necesario seguir ejerciendo presión incesantemente” vi .Capítulo 5: Justicia 87

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