Son variados los motivos que fomentan ese enfoque. Desde luego que los fenómenossocio-económicos pueden llegar a convertirse en problemas de seguridad, pero también está claroque la mejor receta para esos problemas no es encararlos a priori como un problema de seguridady mucho menos de defensa, sino resolver las causas que los generan. A título de ejemplo, en ellistado de algunos de los temas que abordaría la conferencia figuran cuestiones como la pobrezaextrema, las migraciones ilegales o el SIDA. Estas son, por supuesto, cuestiones muyimportantes, pero lo que está claro es que si queremos resolver estos problemas, el enfoqueapriorístico no debería ser desde la óptica de la seguridad o de la defensa. Si no se adoptanpolíticas y programas específicos en materia socio-económica no vamos a resolverlos. Estaríamossimplemente pretendiendo resolver las consecuencias sin siquiera hacer un esfuerzo por atacarlas causas y así no obtendremos resultados satisfactorios.Las nuevas estructuras cuya creación o adaptación podamos promover deberían reflejarfundamentalmente los valores básicos que nuestras sociedades comparten – el respeto a losderechos humanos, el estado de derecho, la democracia representativa, el desarrollo, lacooperación entre los países, etc. . La arquitectura que creemos para ello tiene que ser acorde conesos objetivos.Los atentados del 11 de septiembre del 2001 han introducido al terrorismo internacionalcomo un elemento central en todo esto y no en menor medida por el impacto que ha tenido en lapsiquis de la primera potencia. Pero resulta evidente que los acercamientos cooperativos habidosentre los países del hemisferio en los últimos 20 años no son contradictorios con la agenda de lalucha contra el terrorismo, sino perfectamente funcionales a ella. Para tener éxito en esa lucha lacooperación es indispensable y por lo además es obvio que el terrorismo es intrínsecamentecontrario a la vigencia de valores democráticos. Lo que no debemos hacer es concentrar laspreocupaciones de seguridad y defensa en la lucha contra el terrorismo con exclusión de otroscuestiones también importantes, tanto de la agenda positiva como de la negativa. De hecho en elmarco interamericano la Argentina, como todos sabemos, ha sido víctima del terrorismointernacional en la década del 90 y no es casualidad que nosotros hayamos sido los queimpulsamos la creación en 1999 del Comité Interamericano contra el Terrorismo y que estáfuncionando.Para muchos de los fenómenos que se han dado en llamar “nuevas amenazas”, que sevinculan a cuestiones de índole muy variada – el narcotráfico, el terrorismo, el tráfico de armas,la gobernabilidad democrática, etc. – la OEA, desde antes del 11/9/2001, había creadomecanismos específicos que deben ser potenciados y utilizados. Aquellos pudieran no tener laeficacia que todos quisiéramos, pero hay que recordar que la eficacia de los organismosmultilaterales depende de la voluntad política de sus países miembros, así que estando losmecanismos en su lugar, existiendo los procesos con los cuales se puede tratar de encarar lasolución de algunos de estos problemas, creo que pecaríamos de ineficientes si no tratásemos deponer en marcha los mecanismos idóneos específicos que nosotros mismos hemos creado paracada uno de estos problemas y nos ponemos, en cambio, a pensar en crear nuevos instrumentos.Lo más probable es que si la voluntad política de aplicarlos está ausente, no hagamos con losnuevos instrumentos un mejor papel del que podemos hacer no utilizando los que ya tenemos.La conferencia debería también procurar comenzar a cumplir un mandato básico que es elque consiste en enfocar los modos de revitalizar los instrumentos existentes en materia deseguridad en el hemisferio y que está aún pendiente. Del análisis de los primeros borradores deproyecto de declaración, pareciera que la agenda ha ido derivando hacia una priorización decuestiones de índole socio-económica y se han ignorado algunos temas que son importantes en elmarco hemisférico como el TIAR en materia de defensa colectiva, el Pacto de Bogotá en lo quehace a la solución pacífica de controversias o la Junta Interamericana de Defensa. Todos sabemos35
que con respecto a estos temas existen opiniones muy divergentes entre los países del hemisferio.La renuncia del TIAR por parte de México ha puesto estas diferencias claramente sobre el tapetePero precisamente porque existen esas divergencias es menester trabajar para encontrarlos puntos de convergencia posibles. Si no es posible abordar estos asuntos con detalle en laConferencia de México, el proceso debería por lo menos establecer un mandato claro para laComisión de Seguridad Hemisférica, que es un órgano político donde están representados todoslos países del hemisferio, para que efectivamente abordemos estos temas. Lo que no parecerazonable es simplemente ignorar estos instrumentos. Estos mecanismos están allí. La prueba esque en el 2001 el TIAR fue nuevamente invocado para la cuestión del terrorismo y se aprobó unaresolución por unanimidad, a pesar de que se ha planteado que esa resolución fue una malautilización del TIAR porque no se pretendía ninguna acción específica de tipo militar. Y hay querecordar que las alianzas flexibles – y el TIAR es una alianza sumamente flexible - tiene enormevalor político y muchas veces son usadas políticamente sin pretenderse realmente un efecto deíndole puramente militar, y ese fue el alcance que tuvo la resolución del TIAR en el marco de losataques del 11/9/2001. El mensaje político que se transmitía era que el hemisferio como un todoconsideraba a esos ataques como una amenaza a la paz y a la seguridad internacional, de lo cualse podrían seguir consecuencias de carácter militar.Sería paradójico que una conferencia especial de seguridad se ocupe del SIDA y no seocupe del TIAR. Lo que está sucediendo también es que hay una cantidad de pequeños países delCaribe que empujan una agenda de contenido socio-económico en el marco de la seguridad. Enparte ello obedece a la percepción de que los asuntos de seguridad son los únicos capaces deconcitar la atención de los Estados Unidos hacia nuestro hemisferio, la única manera de llamar laatención de aquel país sobre los temas que le interesan directamente –sean de la índole real quesean- es ponerlos bajo el paraguas de la seguridad. Eso ya ha provocado una primera reacción delos propios EEUU y en estos días el Subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento deEstado, Roger Noriega, ha señalado la necesidad de separar algunos temas de naturaleza socioeconómicade la agenda de la Conferencia Especial de Seguridad.Los países del hemisferio disponemos de una gran oportunidad con esta Conferencia paraidentificar cuáles son los valores que creemos que compartimos entre todos, cuáles son losmecanismos por los cuales podemos efectivamente defenderlos y qué estamos dispuestos a hacerpara ello. La agenda de la Conferencia y mucho más aún su producto final, debe reflejar losintereses de todos los países, grandes y pequeños. Sería curioso que de ignorar los intereses delos pequeños países del Caribe pasemos a que sean aquellos los que establezcan las prioridades.El logro de un equilibrio es condición indispensable para el éxito de este proceso que pudierasentar las bases para la elaboración de un nuevo paradigma de seguridad que nos podría afectarpor las próximas décadas. A esa tarea debemos abocarnos.36