Papel de las actividades superóxido dismutasa y catalasa en la ...

INTRODUCCIÓN
de parasitismo en el interior del macrófago durante la infección (Kusuda y Salati, 1993),
lo que le evitaría estar en contacto con el antibiótico. Se comprueba, por tanto, que la
inmunoprofilaxis sería la mejor vía para prevenir la pseudotuberculosis.
A lo largo de los últimos veinte años, ha salido a la luz una gran variedad de
estudios que han analizado la eficacia de la inmunización mediante vacunación a la hora
de prevenir la pseudotuberculosis (Romalde y Magariños, 1997). La mayoría de las
vacunas probadas consistieron en células inactivadas por calor o por formalina (Fukuda
y Kusuda, 1981; Kusuda y Hamaguchi, 1987; Kusuda y Hamaguchi, 1988; Hamaguchi y
Kusuda, 1989). Aunque se alcanzó un cierto grado de protección, los mejores resultados
fueron obtenidos empleando formulaciones basadas en los lipopolisacáridos y en las
fracciones ribosomales de las bacterias (Fukuda y Kusuda, 1985; Kusuda et al., 1988;
Kawakami et al., 1997). Sin embargo, estas formulaciones presentaron no sólo
problemas de reproducibilidad, sino también dificultades en su producción a gran
escala. La inmunización pasiva también ha sido evaluada (Fukuda y Kusuda, 1981), pero
los resultados mostraron un tiempo muy corto de protección. Uno de los porcentajes de
protección más altos frente a la pseudotuberculosis se obtuvo con una bacterina
enriquecida con productos extracelulares (ECPs) (Magariños et al., 1994, 1997, 1999).
Esta vacuna en la actualidad está disponible comercialmente y ha sido empleada con
éxito en varios países europeos, incluyendo España, Portugal y Grecia.
La investigación en busca de vacunas más efectivas se ha dirigido también hacia el
uso de bacterias vivas atenuadas (Kusuda y Hamaguchi, 1988), cuya utilización todavía
no está permitida, y el uso de proteínas de la envuelta celular (Magariños et al., 1994)
como antígenos protectores.
Tal y como mencionamos anteriormente, Magariños et al. (2000) demostraron por
medio de la técnica RAPD la existencia de dos linajes clonales según su procedencia:
uno que incluiría a las cepas de origen europeo y otro que englobaría a las de
procedencia japonesa y norteamericana. Más recientemente, Juíz-Río et al. (2005),
aplicando la técnica de hibridación subtractiva, concluyeron que este patógeno presenta
una alta heterogeneidad genética. Sin embargo, P. damselae subsp. piscicida ha
mostrado ser un microorganismo bioquímica y antigénicamente homogéneo, incluyendo
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