Papel de las actividades superóxido dismutasa y catalasa en la ...

INTRODUCCIÓN
2.3. MODO DE TRANSMISIÓN
P. damselae subsp. piscicida es una bacteria altamente patógena que no parece
tener especificidad por el hospedador. Por tanto, la pseudotuberculosis puede ser un
riesgo para especies piscícolas marinas en las que aún no se ha descrito. Algunos
autores señalan la existencia de diferencias en la susceptibilidad a la pseudotuberculosis,
en doradas y lubinas, basadas en la edad y el tamaño del pez (Noya et al., 1995b). Esto
podría deberse a la funcionalidad de macrófagos y neutrófilos que en doradas mayores
de 20-30 g pueden fagocitar eficientemente y matar a las bacterias (Noya et al., 1995b;
Skarmeta et al., 1995), en tanto que en doradas de menos de 1 g deben existir
deficiencias en componentes del suero implicados en la fagocitosis y posterior muerte
de Photobacterium por los fagocitos, haciéndolas más susceptibles a la infección.
El modo de transmisión y la ruta de infección implicadas en esta enfermedad aún
se desconocen con detalle (Magariños et al., 1995). Los datos existentes apuntan a que la
pseudotuberculosis es una enfermedad de mayor prevalencia en los meses de verano
(Frerichs y Roberts, 1989) con altas temperaturas del agua (mayores de 23ºC) y alta
salinidad (20-30%) (Hawke et al., 1987). En cuanto a la supervivencia en el agua, se ha
demostrado que este patógeno sobrevive en ambientes acuáticos marinos como células
viables pero no cultivables durante periodos prolongados (Magariños et al., 1994) pero
manteniendo prácticamente la misma infectividad potencial para los peces que las
células viables y cultivables (Magariños et al., 1994). Esto sugiere que el medio acuático
podría constituir un reservorio y un vehículo de transmisión para este patógeno,
contribuyendo el aumento de las temperaturas al desarrollo de la epizootia (Toranzo et
al., 1991; Magariños et al., 2001).
Se han hecho diferentes estudios para valorar las distintas vías de entrada del
patógeno. Por un lado, parece ser que la infección puede iniciarse por ingestión del
patógeno (Magariños et al., 1995). Por otro lado, evaluando el papel de la piel como
puerta de entrada del microorganismo, se ha observado que P. damselae subsp.
piscicida es resistente a la acción del mucus de piel de dorada y de lubina, aunque
sensible al de rodaballo (Magariños et al., 1995), lo que podría ser una razón por la que
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