A spatially resolved study of ionized regions in galaxies at different ...

La gente del grupo de Astrofísica ha compartido muchos momentos y, de una u otra
manera, ha compartido conmigo sus conocimientos: Raúl, Alcione, Mónica (y Vale, por sus
sonrisitas), Marta (que sigue sin perdonarme que me fuera del observatorio), Jesús, Mariluz,
José, Yago, Néstor, Jairo, Manuel, Carlos, Héctor, Alejandro, Marcelo y Alfredo.
Mi estancia en Beijing no hubiera sido la misma sin la fantástica acogida en el KIAA por
Liu Xiaowei, Zhang Ning, Fang Xuan, Yuan Haibo, Bob Rubin, Herbert Lau, Huo Zhiying,
Li Shulin, Pei Yu, Clement Baruteau, Douglas Lin, Xiaoyin y muchos otros.
De los amigos que han pasado por mi vida, sin lugar a dudas parte de mí no sería lo que
es hoy sin la amistad de Alberto y Jorge, amigos con mayúsculas. A pesar de la distancia,
siempre están presentes en mi corazón. También a Raúl, amigo de la infancia, a Roberto y
Ernesto, por su avidez por la ciencia, a Jaime, por sus aventuras, y a David y Francisco, por
su amor por la música (¡aúpa el “Trío Castilla”!).
Mi familia ha sido la fuerza inicial y origen de todo este trabajo. Gracias a mis padres,
Begoña y Lorenzo, por darme la libertad de elegir mi camino, por la multitud de oportunidades
que me han ofrecido, por su más que infatigable apoyo, sacrificio y amor incondicional,
por enseñarnos a mi hermana y a mí “la osa y el osito pequeño” en la terraza junto
a una lámpara de queroseno, y por llevarnos a infinidad de lugares. A mi hermana Nagore,
por su confianza, su compañía (mi único “compañero” de universidad cuando estudiaba en
la UNED) y porque siempre vela por mi salud, física o mental. Muchas gracias, familia.
Y por último, a la persona que me ha acompañado realmente en este viaje de principio a
fin, a la que he quitado más tiempo del que me hubiera gustado, la que me ha apoyado en todo
momento, la que ha llenado de instrumentos y música mi vida. Gracias por acompañarme a
lugares muy muy lejanos, por la paciencia que ha mostrado en todo momento (sobre todo con
la maquetación del trabajo . . .), y por un sinfín de cosas de las que sólo ella es capaz. Gracias
por su valor (¡ese día al volver de Tabarca!), pues ella es la que ha apostado verdaderamente
por mí. Gracias por todo, Abi.