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Vol. XXXVIII / 1 - Studia Moralia

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98 MARCIANO VIDAL<br />

Ascensión, etc. 124 . Para el filósofo de la Ilustración, “del dogma<br />

de la Trinidad, tomado literalmente no cabe forjar absolutamente<br />

nada en función de lo práctico, aun cuando uno crea llegar a<br />

entenderlo y mucho menos cuando uno se percata de que sobrepasa<br />

todos nuestros conceptos. Si hemos de venerar a tres o a<br />

diez personas representa una cuestión que el discente aceptará<br />

literalmente con igual facilidad tanto en un caso como en el<br />

otro, puesto que carece de concepto alguno sobre un Dios multipersonal<br />

(hipóstatis), pero sobre todo porque no puede sacar<br />

regla alguna para su conducta a partir de semejante multiplicidad”<br />

125 . Parecidas apreciaciones hace en relación con los dogmas<br />

cristianos de la Encarnación, de la Resurrección y de la<br />

Ascensión 126 .<br />

En cuanto al modo de funcionalidad moral del Misterio trinitario,<br />

es fácil aceptar su normatividad paradigmática. La<br />

Comunión trinitaria es el modelo y la utopía suprema de la vida<br />

humana. La vida personal, la relación interpersonal, la vida<br />

familiar, la vida social, toda la existencia humana mide su nivel<br />

de realización por la semejanza al modelo de la vida trinitaria.<br />

Tanto la perspectiva psicológica agustiniana como el ejemplarismo<br />

bonaventuriano, en cuanto vías de acceso al Misterio<br />

trinitario, apoyan esta interpretación “paradigmática” de la vida<br />

trinitaria en orden a configurar el ideal ético de la vida humana.<br />

Apoyándose en la teología trinitaria de san Buenaventura, J. A.<br />

Merino afirma que “la trinidad es el modelo supremo de la<br />

utopía de la convivencialidad humana y el mejor paradigma<br />

para un humanismo integral y transpersonal” 127 . Este mismo<br />

autor hasta se atreve a esbozar un “manifiesto al servicio del per-<br />

124<br />

I. KANT, Der Streit der Fakultäten (1798): Werke, VII (Berlín, 1922)<br />

311-431. Cito por la traducción castellana de R. Rodríguez Aramayo, publicada<br />

por la editorial Trotta con estudio preliminar de J. Gómez Caffarena: I.<br />

KANT, La contienda entre las facultades de filosofía y teología (Madrid, 1999).<br />

125<br />

Ibid., 20.<br />

126<br />

Ibid., 20-21. Ver, en las páginas citadas, las anotaciones hermenéuticas<br />

de J. Gómez Caffarena sobre el texto kantiano. Conviene añadir que Kant<br />

admite la funcionalidad de la gracia en la vida moral (Ibid., 24-25) así como<br />

la capacidad de la razón humana para ser vehículo de la revelación divina<br />

(Ibid., 28).<br />

127<br />

J. A. MERINO, a. c., 34.

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