Vol. XXXVIII / 1 - Studia Moralia

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94 MARCIANO VIDAL 5. LA MORAL CRISTIANA EN ESTRUCTURA TRINITARIA A la luz de esa síntesis bonaventuriana sobre el dinamismo de la existencia cristiana, en cuanto “ejercitaciones de la gracia”, se comprende que el Doctor Seráfico trate la moral cristiana en clave trinitaria. En primer lugar, conviene tomar nota del encuadre en el que sitúa la dimensión moral cristiana. Ésta es considerada como un “ejercicio de la gracia” 111 . Es, por lo tanto, una moral de gracia. En cuanto moral de gracia, la moral cristiana se rige por la “ley evangélica” y no por ley mosaica 112 . Ahora bien, si la gracia tiene una configuración trinitaria, la vida moral también participa de esa misma estructura trinitaria: a través del comportamiento moral “el alma se perfecciona y viene a ser esposa de Cristo, hija del Padre eterno y templo del Espíritu Santo” 113 . En cuanto al contenido de la moral cristiana, san Buenaventura opta por organizarlo en torno a las exigencias de la Caridad, cuya doble dimensión -hacia Dios y hacia el prójimorecoge el contenido de las dos tablas del código mosaico. “De los preceptos morales algunos definen nuestras relaciones con Dios y otros nuestras relaciones con el prójimo, según el doble mandamiento de la caridad; y esto quiso insinuar el Espíritu Santo por medio del misterio de las dos tablas, de las cuales por lo mismo se dice que estaban grabadas por el dedo de Dios” 114 . San Buenaventura hace obra de orfebre al engarzar todos los contenidos de la moral cristiana en torno a la joya preciosa de la Trinidad. Las exigencias en relación con Dios tienen una organización triplemente ternaria: “como Dios es trino, es decir, Padre, Hijo y Espíritu Santo, debe ser adorado como suprema majestad, confesado como verdad y aceptado como caridad 111 Ver la exposición en: Breviloquium, parte 5ª, c. 9: l. c., 418425. 112 Ibid., parte 5ª, 9, 3: l. c., 420-421: “Se dice que la ley mosaica se diferencia de la evangélica en que aquélla es de figuras y ésta de realidades; aquélla, de castigos, y ésta, de gracia; aquélla, literal, y ésta, espiritual; aquélla, letra que mata, y ésta, espíritu que vivifica; aquélla, ley de temor, y ésta, ley de amor; aquélla, de servidumbre, y ésta, de libertad; aquélla, de carga, y ésta, de facilidad”. 113 Ibid., parte 5ª, 1, 2: l. c., 376-377. 114 Ibid., parte 5ª, 9, 4: l. c. 420-423.

LA TRINIDAD: ORIGEN Y META DE LA MORAL CRISTIANA 95 según la triple facultad irascible, racional y concupiscible, por acto de obra, de boca y de corazón” 115 . Organización trinitaria también descubre en las exigencias éticas hacia el prójimo: “como el prójimo es imagen de la Trinidad y, por tanto, en cuanto representa la imagen del Padre, tiene derecho a la piedad; en cuanto representa la del Hijo, a la veracidad, y en cuanto representa la del Espíritu Santo, a la benignidad, resulta que son siete los mandamientos de la segunda tabla” 116 . Pocas síntesis de moral cristiana reflejarán mejor la estructura trinitaria de la existencia cristiana como la propuesta de san Buenaventura. Me parece conveniente completar esta presentación con la alusión a la configuración también trinitaria de la experiencia mística. 6. DINAMISMO TRINITARIO DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA La teología bonaventuriana parte de la experiencia vivida y se abre al horizonte de la mística. Esta configuración teológica cobra mayor significado en el tratado sobre la Trinidad. La reflexión trinitaria se convierte en fulgor místico en el Itinerario de la mente a Dios, una visión total y grandiosa que el Doctor Seráfico tuvo del universo en el otoño de 1259 en el monte Alverna 117 . Esta apasionada búsqueda del Creador a través de las criaturas tiene tres momentos caracterizados por el uso de tres claves hermenéuticas, las cuales corresponden a tres capacidades receptoras de la condición humana. Correlacionando claves hermenéuticas y capacidades receptoras, san Buenaventura compone la guía del itinerario hacia Dios: el mundo no racional se desvela como “vestigio” de Dios y es captado por los “sentidos”; 115 Ibid., parte 5ª, 9, 4: l. c., 422-423. 116 Ibid., parte 5ª, 9, 5: l. c., 422-423. 117 SAN BUEVAVENTURA, Itinerario de la mente a Dios: Obras de San Buenaventura, t. I (Madrid, 1945) 556-633. Ver, entre otros muchos estudios, esta aproximación desde la teología mística: J. HEREU, “Itinerarium mentis in Deum”. La teología mística de San Buenaventura: Verdad y Vida 51 (1993) 339-351.

LA TRINIDAD: ORIGEN Y META DE LA MORAL CRISTIANA 95<br />

según la triple facultad irascible, racional y concupiscible, por<br />

acto de obra, de boca y de corazón” 115 . Organización trinitaria<br />

también descubre en las exigencias éticas hacia el prójimo:<br />

“como el prójimo es imagen de la Trinidad y, por tanto, en cuanto<br />

representa la imagen del Padre, tiene derecho a la piedad; en<br />

cuanto representa la del Hijo, a la veracidad, y en cuanto representa<br />

la del Espíritu Santo, a la benignidad, resulta que son siete<br />

los mandamientos de la segunda tabla” 116 .<br />

Pocas síntesis de moral cristiana reflejarán mejor la estructura<br />

trinitaria de la existencia cristiana como la propuesta de<br />

san Buenaventura. Me parece conveniente completar esta presentación<br />

con la alusión a la configuración también trinitaria de<br />

la experiencia mística.<br />

6. DINAMISMO TRINITARIO DE LA EXPERIENCIA MÍSTICA<br />

La teología bonaventuriana parte de la experiencia vivida y<br />

se abre al horizonte de la mística. Esta configuración teológica<br />

cobra mayor significado en el tratado sobre la Trinidad. La<br />

reflexión trinitaria se convierte en fulgor místico en el Itinerario<br />

de la mente a Dios, una visión total y grandiosa que el Doctor<br />

Seráfico tuvo del universo en el otoño de 1259 en el monte<br />

Alverna 117 .<br />

Esta apasionada búsqueda del Creador a través de las criaturas<br />

tiene tres momentos caracterizados por el uso de tres claves<br />

hermenéuticas, las cuales corresponden a tres capacidades<br />

receptoras de la condición humana. Correlacionando claves hermenéuticas<br />

y capacidades receptoras, san Buenaventura compone<br />

la guía del itinerario hacia Dios: el mundo no racional se<br />

desvela como “vestigio” de Dios y es captado por los “sentidos”;<br />

115<br />

Ibid., parte 5ª, 9, 4: l. c., 422-423.<br />

116<br />

Ibid., parte 5ª, 9, 5: l. c., 422-423.<br />

117 SAN BUEVAVENTURA, Itinerario de la mente a Dios: Obras de San<br />

Buenaventura, t. I (Madrid, 1945) 556-633. Ver, entre otros muchos estudios,<br />

esta aproximación desde la teología mística: J. HEREU, “Itinerarium mentis in<br />

Deum”. La teología mística de San Buenaventura: Verdad y Vida 51 (1993)<br />

339-351.

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