Vol. XXXVIII / 1 - Studia Moralia
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84 MARCIANO VIDAL<br />
recuerdo de la mente, el verbo del conocimiento, y la dilección del<br />
amor.<br />
Si el espíritu humano tiene una estructura “especular” del<br />
misterio trinitario se deduce que su realización consistirá en<br />
reproducir, dentro de la imperfección de la imagen, el ejemplar<br />
de la vida trinitaria. “Si la mente es por naturaleza imagen de<br />
Dios Trino, su perfección y hermosura consistirá en acrecentar<br />
el parecido. Pensar en Dios, conocer a Dios, amarlo cada día<br />
más intensamente es el secreto del progreso del alma por las<br />
rutas luminosas de la santidad” 67 . El quehacer humano se cifra<br />
en “la renovación de la imagen de Dios en el alma hasta alcanzar<br />
una perfecta semejanza en la gloria” 68 .<br />
Así, pues, la vida cristiana se define por reproducir, en imagen<br />
y semejanza, la estructura de la vida trinitaria. La moral cristiana<br />
no es otra cosa que el quehacer de perfección en la<br />
semejanza de la vida trinitaria: perfección en el “recuerdo” de<br />
las maravillas de la obra del Padre, perfección en el “conocimiento”<br />
de la verdad del Hijo, Verbo Encarnado, y perfección en<br />
el “amor” de donación que es la obra del Espíritu Santo.<br />
De las tres dimensiones de la perfección san Agustín resalta<br />
la del amor. Su comprensión trinitaria de la moral cristiana es<br />
preferentemente agápica. En el tratado De Trinitate dedica una<br />
especial atención a los análisis del amor 69 , en cuanto vestigio de<br />
la Trinidad 70 . Son también de destacar, a este respecto, las<br />
reflexiones sobre el Espíritu Santo en cuanto don de amor con<br />
que termina el libro XV y todo el tratado 71 . Siguiendo la<br />
Escritura, Agustín proclama que Dios es amor y que la existencia<br />
cristiana también consiste en amar. “En consecuencia, Dios<br />
es amor, como la Escritura lo proclama, y el amor viene de Dios<br />
y actúa en nosotros para que Dios permanezca dentro de nosotros<br />
y nosotros en Él, y esto lo sabemos porque nos dio de su<br />
Espíritu” 72 .<br />
67<br />
L. ARIAS, l. c., 101-102.<br />
68<br />
De Trinitate, XIV, 17: l. c., 818-821.<br />
69<br />
Ibid., VIII, 7-10, 10-14: l. c., 525-535; todo el libro IX: l. c., 536-571.<br />
70<br />
Ibid., VIII, 10, 14: l. c., 534-535.<br />
71<br />
Ibid., XV, 17-27: l. c., 893-941.<br />
72<br />
Ibid., XV, 19, 37: l. c., 909-910.