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MEDIA LITERACY AND INTERCULTURAL DIALOGUE
Strategies, Debates and Good Practices
memorias personales, en relación a la memoria colectiva, y a mostrar la
pluralidad social. Por tanto, los profesionales precisan de criterios y de modelos
que les orienten.
Exponemos en este texto una serie de trabajos realizados en Cataluña que
hacen contribuciones en el sentido expuesto. Unos los hemos dirigido, en otros
hemos colaborado y también exponemos otra experiencia, especialmente
interesante en relación a nuestros propósitos, aunque no hemos participado en
ella. En todos estos trabajos se plantea la necesidad de la educación en
medios para que la ciudadanía pueda utilizarlos como instrumentos de
reconocimiento y de transmisión de conocimiento hacia otras personas de
semejantes o diferentes perfiles generacionales, originándose en todos los
casos desde la preocupación por la memoria, el conocimiento y la diversidad
presente en el entorno local.
Fundamentalmente, se centran el uso de las TIC y la Web2.0, pero también se
contempla, en algunos de ellos, la utilización de otros medios de comunicación
con las mismas finalidades, bien sea porque son experiencias realizadas antes
del desarrollo de la Web social o, en otros casos, porque se constata que los
medios tradicionales tienen diferentes usos, valores y significados que los
virtuales.
En cualquier caso, la educación en medios de la población adulta puede y debe
generar espacios de relación, dinámicas y productos mediáticos, para propiciar
diálogos entre culturas, entre personas y entre generaciones.
Para alcanzar plenamente estos objetivos, así como para comprender la
pluralidad social y los mecanismos necesarios para su difusión y visibilización,
es preciso diferenciar tres elementos: memoria, conocimiento y cultura.
Sucintamente, entendemos por memoria los recuerdos de las experiencias
vividas; por conocimientos, los saberes aprendidos, bien a través de la
formación reglada o formal, bien a través de la observación y la experiencia; y
por cultura, los saberes compartidos con otras personas, conformadores del
sistema de comunicaciones y relaciones de un grupo humano en un tiempo
determinado.
En una sociedad plural, global y local a la vez, las comunidades geolocalizadas
están compuestas por personas con diferentes memorias, conocimientos y
culturas, fruto de sus condiciones de nacimiento y de vida, incluyendo las
movilidades sociales. Es habitual, en los estudios y prácticas educativas, la
referencia a un solo elemento de estos tres. La propuesta que exponemos
comprende los tres simultáneamente, para ponerlos conjuntamente en valor,
contrarrestando la tradicional exclusión que perpetúan los sistemas de
transmisión de conocimientos dominantes cuando ciertos saberes no resultan
acordes con sus propósitos. Así, buena parte de las memorias presentes en las
colectividades ha sido excluida para procurar la hegemonía de una única
visión, infravalorando el pasado de numerosos grupos humanos. Igualmente,
gran parte de los saberes de las personas son considerados no útiles por
relacionarse con formas de vida pretendidamente anacrónicas o con los
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