Democracy Today.indb - Universidade do Minho

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DEMOCRACY TODAY
discursivos propios de la sociedad civil. Además, esta última vía sirve
de principal motor de impulso para el proceso utópico de emancipación
ciudadana, porque permite, desde el interior mismo del demos,
renegociar el reconocimiento de derechos de ciudadanía a los grupos
excluidos de la esfera pública por no cumplir con los requisitos de
pertenencia [Benhabib, 1992].
Esta cuestión no es por tanto baladí y aparece con especial relieve
en lo que respecta a la acomodación democrática de la multiculturalidad.
Tanto es así que Benhabib, rechazando de entrada toda
fragmentación nacionalista o guetización comunitarista, postula la
reivindicación de derechos de minorías culturales o nacionales desde
una óptica de constructivismo social no esencialista –coherente con su
universalismo interactivo–, lo cual se encamina hacia una propuesta
de síntesis entre solidaridades colectivas e identidades pluralmente
constituidas. Muestra así una aproximación parcial y crítica al liberalismo
comunitario, denominado en su obra “participacionista” (Taylor,
Walzer, Kymlicka…) por oposición al comunitarismo “integracionista”
(McIntyre, Sandel…) –considerado incompatible con los valores de autonomía,
pluralismo, reflexividad y tolerancia de las sociedades modernas.
Tal confluencia parcial de perspectivas se puede mostrar en un triple
acuerdo: 1) La admisión de que la identidad está constituida de forma
narrativa mediante una trama de interlocuciones. Aunque Benhabib
pone en tela de juicio las consecuencias que de ello concluye Taylor,
es decir, la derivación partiendo de una tesis ontológico-hermenéutica
sobre la identidad personal de una justificación normativa acerca de
las pretensiones jurídicas de los grupos. 2) En caso de conflicto entre
la norma universal de autonomía moral y las demandas culturales
de vida buena, las libertades liberales triunfan sobre los derechos
culturales. 3) La posibilidad de conciliación entre el universalismo
democrático y el pluralismo legal a la hora de estructurar un equilibrio
entre los principios de igualdad democrática y diversidad cultural
[Benhabib, 2002].
Por otra parte, en la actualidad, un último reto a la democracia
deliberativa diseñada por medio de un universalismo interactivo radica
en su globalización, y en consecuencia, en la creación de un “punto
de vista moral” válido para toda la humanidad mediante una ética
discursiva mundial. Benhabib afronta este desafío construyendo un