July-August - Instituto de Ecología

Fig. 27.-Turbinicarpus pseudomacrochele
(Fet. Antonio feyrán).
ORGANO DE LA
SOCIEDAD MEXICANA
DE CACTOLOGIA
TOMO XX N9 3
Julio • Septiembre
1975
y SUCULENTRS MEXICRNRS

CACTACEAS y SUCULENTAS MEXICANAS.-Organo de la Sociedad Mexicana de Cactología,
A. C. Director, doctor Jorge Meyrán, 2a. Juárez 42. Col. San Alvaro, México 17, D. F.
Subdirector: doctor Fernando Castañón N. Comité de Revisión de Trabajos: Helia Bravo R,
María Agustina Batalla, Graciela C. de Rzedowski, Rafael Martín del Campo y Hernanrlfj
Sánchez Mejorada.
Esta publicación tiene como finalidad promover el estudio cientüico y despertar el interés de
esta rama de la botánica. Es publicada por la Sociedad Mexicana de CactologÍa con las cuotas
de los socios, sin fines lucrativos.
La cuota para pertenecer a la Sociedad es de $100.00 por año. Para los socios suscriptores e,
de $50.00 en la República Mexicana y de $5.00 Dlls. en el extranjero. Los socio, foráneos o del
extranjero deberán mandar giro bancario o giro postal directamente al Sr. Dudley B. Gold,
Apartado Postal 979, Cuernavaca, Mor.; los de la ciudad de México al Sr. Antonio Barberena,
Pernambuco 732, México 14, D. F. La revista será enviada por correo ordinario; las persona_
que deseen recibirla por vía aérea deberán cubrir el porte extra.
La dirección del Secretario, Dr. Carlos Beutelspacher es: Calle 23 núm. 44, Col. San Pedro
de los Pinos, México 18, D. F.
TOMO XX Julio,Septiembre 1975 Núm, 3
ContenIdo
XX Aniversario de la }{evista .......... ................ .
Las primeras relaciones de cactáceas en la Vieja Europa
por H. Bravo y J. Meyrán
por R Friedrich ........... .
Explicación de los términos en náhuatl .... ..... ...... . por R. Martín del Campo .. .
El Valle del Thclocactus dorado ...................... . por K. Schreier ............ .
Excursión de Tomellín a Huajuapan JI ............... . por F. Otero ....... .... . . . . .
Contents
Pág.
The first accounts of cacll ID old Europe ... "., ... , .. . by H. Friedrich ............. 63
The Valley of the Golden Thelocactus ................ . hy K. Schreier .......... . ... 69
An excursion from Tvmellin Canyon to Huajuapan de
Leen, Oaxaca . ... . .... . ............ . '," .... . ...... . by F. Otero . ... ............ 74
Foreign Membership $5.00 U. S. Cy per year which ineludes four number of the journal.
Send it in international money order to Mr. Dudley B. Gold, Apartado Postal 979, Cuernavaca,
Mor., although a persr-nal check in U. S. Cy is acceptable. The journal is send by regular mail
unless specifically require if extra cost is cover. Life membership $100.00 U. S. Cy.
Actividades de la Sociedad durante el Segundo
Trimestre de 1975
En abril la seSlOn se efectuó en el domicilio de los Sres. Sánchez Mejorada, en donde fue
presentado el trabajo del Dr. Meyrán sobre Echinofossulocactus vaupelianus.
En mayo se llevó al cabo una interesante excursión a Baja California, gentilmente guiada
por el Dr. George Lindsay de la Academia de Ciencias de California, gran co nocedor yapa,
sionado de esta región; a la cual asistieron varics miembros de nuestra Sociedad, entre ellos
la Sra. H. Bravo y nuestro presidente H. Sánchez MejGrada. Fue recorrida toda la península,
desde Tijuana hasta Cabo San Lucas. De Loreto hacia al sur, la eminente botánica Anetta
Carter fue la encargada de guiar la excursión.
En junio la reunión tuvo lugar en la casa del Sr. Gold, en Cuerna vaca, dnrante la cual
fue leído el interesante trabajo del Dr. Heimo Priedrich, secretario general de la l. O. S.,
titulado Primeras noticias de cactáceas en la Vieja Europa.
Pág'.
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70

Fig. 28.- "Cirio", reproducido de la obra de
Gonzalo Hern.ández de Oviedo y Valdés "His·
loria General y Natural de la Indias".
(1535) .
Los segundos cactos en ser tratados
(Cap. XXVII) son los "cardos altos é de·
rechos mayores que lanzas de armas (é
aun ·como picas luengas), quadrados y es·
pinosos, á los quales llaman los chripstia.
nos cirios, porque parecen cirios o hanchas
de cera, excepto en las espinas é altura
dellos". De la ilustración (Figura 28) y la
'descripción, uno no puede decidir a cuál
género o especie se refiera en particular,
puede ser un Pilosocereus, un Stenocereus
o un Lemaireocereus. Su identificación
como Lemaireocereus (Ritterocereus) griseus
se apoya en una observación hecha
54,
por Oviedo de que CIEn la Tierra.Firme,
en la Provincia de Nicaragua, no están es
tos cardones fuera de los heredamientos
de los indios. " y por esto sospecho que
por mayor efecto ó por alguna especial
propiedad loó conservan allá: é assí devie.
ra de ser ello aca, quando esta isla (Espa
ñola) estaba poblada de indios, puesto
que en los montes é arcabucos ó bosques
hay muchos destos cardones en esta isla
Pero lo que agora está hecho monte, era
en el tiempo passado muy habitado, adon
de esta fructa é cardones se hallan". Poi
lo que yo conozco, el cacto más común de
esta área es el griseus, y me parece que la
"ilustración no es muy distinta de esta es
pecie.
Oviedo se preocupaba mucho sobre la
utilidad de esta planta de frutos pequeños.
"Lo que yo he podido comprender en esto
no es más de lo que tengo dicho, é por
ventura estas fructas que á mí me parece
no substancial ni de suave sabor, debe te·
ner otro gusto en el paladar de los iJ:ldios.
ó sería para otros efectos que no alcanzan
los chripstianos hasta agora".
El siguiente capítulo (XXVIII) trata
sobre una Opuntia: "De los cardos de las
tunas é su fructa". Oviedo nos dice que
tanto la planta como el fruto son llamados
"tunas" y "que también hay plantas como
árboles de un aspecto muy similar, aun
cuando la especie ilustrada es de una al.
tura como hasta la rodilla. La mente práctica
del autor está más interesada en los
frutos que en las extrañas "hojas" espino.
sas, brotando una del canto de la otra. El
llama a los frutos "donosos higos largos é
verdes, é algo en partes colorado por defuera
el cuero de ellos . . . é de dentro son
colorados mucho, que tiran a rosado, lle·
nos de granillos como los verdaderos higos
... ". Nos dice el autor que "son de
buen gusto é de buena digestión". Los llama
donosos porque "comiendo cinco ó seys
higos destos, es tal burla para quien nunca
lo ha comido, para le poner en · mucho
CACTo SUCo MEX. XX 1975

f 1 e v s 1 N DIe A.
Fig. 30.-"Ficus Indica", según P. A. Mathiolus (565).
Dioscoridem", un libro muy letrado y con
ilustraciones realmente maravillosas. Este
bot[:nico conoce y describe lo que en su
época llamaban el "higo de indias" (Figura
30). El arguye, en contra de este
nombre popular, puesto que el verdadero
árhol de higo de India tal como había
sido descrito por Teofrasto, Estrabón y
Plinio, es en todos sentidos, completamfmte
diferente de la suculenta de las Jndias
Occidentales. Por el contrario Mathiolus
sostiene que la plan ta llamada " Opuntia"
por Plinio, por crecer cerca de Opuns,
India. mu y -problablemente pudiese haber
sido la misma especie. Esto es, por lo que
yo sé, i la denominación original par a
nuestro género Opuntia! Mathiolus relata
que en esta época las Opuntias ya habían
empezado a dispersarse en forma silvestre
en Italia.
El famoso libro de Petro Pena y Mal.·
thias de L'Obel, "Nova stirpium adversaria"
fue impreso en Amberes en 1576.
Al igual que Mathiolus, los autores no tienen
experiencia de campo, y dependen de
plantas, o fragmentos de plantas, introducidas
en Europa ; pero sus descripciones
botánicas, así cemo también algunas de su
ilustraciones, son irreprochables. La primera
planta descrita es una especie trepadora,
quizá un Selenicereus o un Mediocactus.
Los autores no vieron ni la planta
viva completa, ni tampoco la flor o el fruto;
por lo tanto, el delgado tallo leño o, de
57

Fig. 34.-"Tepenexcomitl", de la obra de Hernández·Reccho·Lynceus.
ilustraciones antiguas. Lo mismo se puede
decir del "Kreuterbuch", de Adam Lonicer,
impreso en 1630, un libro muy
popular con ilustracion:es coloreadas a
mano. Lonicer hace notar que en sus tiempos
los 11igos de Indias se cultivaban por
sus frutos en Europa meridional.
En 1640 se publica en Alemania, con
ayuda episcopal, una edición de gran lujo:
el famoso "Hortus Eystettensis". En
esta época, la residencia episcopal de
Eichstadt, Baviera, tenía un famoso jardín
Botánico, y para glorificar al jardín
y al obispo se proyectó una ,obra de gran
m3gnitud, en numerosos volúmenes foliados.
El libro, como también el jardín,
eran admirables. Las plantas allí cultivadas
serían una honra para cualquier jardín
botánico de nuestros tiempos. Aun tuvi eron
éxito, como lo registra Terencio al cultivar
en maceta un Melocactus con cefalio
¡por más de un año!
CACT. Suco MEx. XX 1975
Llegamos ahora a un libro que fue publicado
en Roma en 1651 : " Rerum medicarum
Novae Hispaniae Thesaurus". Este
es una compilación de diferentes relaciones
sobre México, incluyendo la famosa
"Historia plantarum ovae Hispaniae" de
Francisco Hernández, con suplementos de
Nardo Antonio Reccho (o Recco) y Juan
Terencio Lynceo (J oanne Terentio Lynceus)
. Las partes de Hernández son casi
tan antiguas como la "Historia General"
de Oviedo, pues son, de 1571. Las contribuciones
de Reccho y Terencio son extremadamente
interesantes por sus conocimientos
de los nombres mexicanos originales
de las plantas. Reccho escribió su par·
te en la Ciudad de México y, evidentemente,
en cooperació,,- con expertos en
náhuatl. (N. E. )
Opuntia, llamada " tuna" en las Indias
Occidentales, en México es llamada " n octli"
o "nochtli" . Los antiguos mexicanos
61

en the West Indies, and it deals at sorne lenght
with eacti which seemed noteworthy to the
author. Noteworthy not in an abstract botanical
sense, but for their eeonomic, medicinal or other
practi cal value.
The first cactus mentioned by Oviedo is what
he calls "The thistle on which grows the fruit
cal!ed Pitahaia". He describes it as a frUÍt as
large as a fi st, crimson, with few coalesced
acales, filled with a crimson juice with many
seeds. The branches of the plant have four
edges with grooves belween, and on the edges
brown spines haH as long as a fin ger, three or
four at a time. He cIoses lhe description with
lhe advice : Who wants to pick a Pitahaia where
it grows mustn't hurry bul act with care, for
these pricking thistles are compact and inter·
laced and wel! armed. Of course we try W
guess what this Pitahaia may have been. Probab·
Iy it was Acanthocereus tetragonus or some similar
species.
The second trealed are lhe "high thistles,
straight like long lances, angular and spiny,
called Cirio by the Christians, because they
resemble candles or wax torcbes'.' From the
picture (fig. 28 ) and the description one cannet
decide what genus or species was especially
meant, 1t could be a Pilosocereus, Stenocereus
or Lemaireocereus. The identificalion as Lemaireocereus
(Ritterocereus) griseus is supported
by an observation made by Oviedo, tbat these
"Cirios" were planted by the Indians of the
mainland around their settlements, and tbat in
the islands the occurrence of such planto indicated
always an abandoned indian village. As
far as I know, Ihe most usual fence cactus in
this area is the "Griseus", and I think the
piclure is not so unlike thi species. Señor
Oviedo worried much about the usefulness of
this plant with small fruits: "Have the indians
another sense of -taste or do they grow Ihe
plant for a use the Christi ans have not yet
found out?".
The next chapter deals with an Opuntia: "On
the thistle of Tunas and their fruits". Oviedo
states that Ihe plant as well as the fmit are
cal!ed Tuna, and that there are also tree-like
planls of a very similar appearance, though the
figured species is about knee-high. The practical
mind of the author is much more interested in
the fruits Ihan in the strange thorny "lea ves",
ene co ming out of the edge of anolher. He
calls Ihe fruits "delightful figs", on the outside
green wilh a reddish tint, the pulp deep red and
fuH of kernels. The Tunas are savoury and
whclescme, the author say"', but they are a
"jocese food". The joke is that whoever ea ts
for the {irst time 5 or 6 of Ihese fi gs will pass
umine deep red like blood, and he will think
that "al! veins are broken in his bl(ldder", and
64
run for his life to the next doctor. This must
have been a very co=on practical joke with
newcomers, for we read this story again and
again in Ihe books of these oId times.
Finally and in a separate chapter concerning
medicinal plants we find the description of
"The Iree or plant with which fractures are
¡:ured" (fig. 29). It is obviously a tree-like
Opuntia - or would you cal! it a Consolea? -
and it is said to accure both in the mainland
and in the islands, and not at al! arare species.
The author calls it a fi erce and ugly plant,
" th e monster of tree-kind". The stem and the
branches are brown, the young and terminal
leaves al'e green and very spiny, as are Ihe
Lranches and the tmnk. The medicinal use is
interestillg: The indians remove the spines and
clUsh or mince the lea ves and put the mash
en a linen patch {or a poultice. This is put
around the fractured limb and becomes a ti ght
clinging dressing that cannot be detaehed from
the skin befo re tbe complete healing of the
fracture, bu t as soon as the bones are grown
tegcther the dressing peels off spontaneously.
I dare say that tbis sOllnds promising enou gh,
maybe better than a pI aster dressing. OI these
iraeture-healing Opuntias Señor Oviedo has to
repcrt one more illteresting use: The indians
make out of lhe olive.sized fruits a paste, cut
it in Ihin pieces as large as a fingernail, and
seU it packed up in colton. "And this is highly
esteemed artide" he writes "for indians and
thei r women to paint themselves, for it is fine
cm'mine cclour tending to pink. It is also the
best rouge for our ladies in Spain and Italy
or elsewhere, to beautify or rather to make a
meS'S of the appearanee which Cod has given
them". It is evident that Oviedo speaks here
of the genuine carmine which is a reality not
a produce of th e fruits but of the cochineal
scalc-insect.
I have dealt at some Ienght with this descripticn
of Ihe West Indies, because \Ve have
here in fact the first authentic account of cacti
in Europe, The drawings are not so bad, save
ior th e Pitahaia which may have been sketched
Irom memory.
Scme years later, 1565, P. A. Mathiolus published
his "Commentarii in Dioscoridem!', a
highly learned book with really marvellous' illustrations,
This botanist knows and describes
what was then called the "India n fi g" (fig. 30),
He argues against this popular name, for the
true Indian fig-tree, as Theophrastus, Strabo
and Plinius had described it, is in every respect
entirely different from th e West India ns succulent.
On the contrary, MathiclllS holds to be
very probable that the plant which was cal!ed
"Opuntia" by Plinius, since it grew near Opuns
in India, may have been the same species. This
CACTo SUCo MEX. XX 1975

Fig.36.-"Cactus repens subquinque angulari," y "Cactus repens trigonus"
de la ohra de Charles Plumier (circa 1700).
is, as far as 1 know, the original name-giving
for our genus Opuntia! Mathiolus states that at
this time Opuntias have already begun to run
wild in Italy. . '_ I L.,I "-
The famous bcok of P. Pena and M. de Lobel
"Nova stirpium adversaria" was priuted 1576 at
Antwerp. Like Mlathiolus, the authors have no
habitat experience but depend on plants or pans
or plants brcught to Europe. But their botanical
descripticns and serne of their pietures are
blameles,. The fi rst plant described is probable
a climbing species, maybe a Selenicereu s or
Mediocactus. The authors have not seen the
whcle living plant nor the flower or the fruit,
and so the thin woody stem with a blackis'h
bark and crenate ribs with littIe starlike spine,
is net very eharacteristic. The next drawing
shcws us an upright basally branched Cereus,
a little schematized and geometrical. The description
(in the Latin d these time, that is
not easy to understand) proves that the authors
have enly seen this single sterile specimen. For
flowers and fruits they quote the supplier oí
the plant" who cornpared the belLshaped red
flower with a foxglove (Digitalis purpurea).
For want cf information about the provenaltce
we have no clue fol' identifying the spec:es.
It may have been a Trichocereus or Cereus 'in
rhe modern sen se, but hardly C. peruvianus,
althcugh sorne subS'equent herbals have the same
picture in conneclion with this name "Cereus
peruvianus". Amusing is the rapture with which
the description is introduced: "pene portentosa
CACTo SUCo MEX. XX 1975
elegantia" (almost supernatural elegance) and
"admirable S'pectacle of beauty which fills the
mind and the eyes of the yiewer" characterize
the impression these never befo re S'een piants
made on early botanists. '
But even more delighted are Pena and Lobel
by th e plant they caU "Echinomelocactos sive
Meloc,lrduus echinatus Indiae occiduae" (Fig.
31): '"tle who is not in,pired by this wonder
d be::u ty and strangeness to contemplate the
skilful epulence cf nature, is certainly not
gifted with a refined philosophical feeling".
'fhe :leat and accurate illustration shows a
Melocactus which may be Melocactus lobelii
Suringar, in BRITTON & ROSE within the Cactus
macracanthus complexo The name "Echinomelocactus"
as well as "Melocarduus arose, at
the author says, from the impression that this
plant is ccmpesed of a melon or pumpkin and
a thistle (Cardus). The name "cactus", here for
the first time connected with a cactaceous plant,
is an ancient greek name for a thistle in Sicily,
mentioned by Theophrastus more than 2000 years
ago, possibly the wild artichoke .1 ernphasize
lhis ethymological derivation to refute the widespread
epinion that 'cactus" is an original general
term for Cactaceae. This name is in this
sen5e in truth mucb younger rhan Cereus, Opuntia
and Melocactus.
Twelve years aIter P ena and Lobel's book a
volumine:us Gennan herbal carne out, the "Kriiuterbuch"
of Thecdorus Tahernaemontanus. It
is a popular compilat¡on cf medical plants,
65