cuentos de barro - DSpace Universidad Don Bosco

Un día Chema los topó en el ojo diagua,
diciéndose secretos, senta dos en la ráiz
del tamarindo. Taba puesta la tormenta
y había un oscuro lleno de inquietud.
Se habían parado las hojas, como si el
aire se biera coagulado. Entre los besos
del agua en el pedrero, se oiban besos
de labio. No pudo contenerse. Una
nube espesa de celos, más tormentosa
y relampagueante que la del cielo, le
cegó un instante. Llegó, trémulo, por la
espalda y clavó su daga de un golpe.
* * *
La tormenta llenó el mundo con su furia
imponente. Como un látigo, caiba el
rayo sobre las espaldas impotentes de
los volcanes encogidos, que huían en
grupos. El río rugidor arrastraba, entre
el lodo y la leña, un muñeco infeliz, con
un aljiler clavado en el mero corazón.
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One day Chema saw them sitting at
the root of a tamarind tree by the pond
telling each other secrets. The storm
was coming and there was an unsettling
darkness. The leaves had stopped
rustling as if the air had coagulated.
Among the kisses of the water over
the stones, kisses of lips were heard.
He could not contain himself. A thick
cloud of jealousy, more turbulent and
with more lightning than that of the
sky, blinded him in an instant. Chema
arrived tremulously behind him and he
stabbed Felipe with his dagger.
* * *
The storm filled the world with its
imposing fury. Like a whip, the lightning
fell over the imposing backs of the
shrunken volcanoes that were fleeing
in groups. The roaring river carried away
firewood and mud and a miserable
doll with a pin nailed right in his heart.