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George Orwell 1 9 8 4<br />
Vaticano, Irán y los Estados Unidos), encabezaron la democratización e independencia de las<br />
repúblicas que componían la URSS. Pero en ningún momento hubo ningún partido trotskista que<br />
interviniese de forma directa en este proceso. Y, sin embargo, durante muchos años la propaganda<br />
oficial estalinista se encargó de culpar a conciencia a Trotski, al traidor, de todos los males de la<br />
Nación. Orwell no vivió para ver este proceso, pero la lógica planteada en <strong>1984</strong> es la misma.<br />
Goldstein es el enemigo oficial, pero en la práctica no es relevante para derrocar el régimen. No<br />
cuenta con agentes, los que se presentan como miembros de la Hermandad son en realidad sicarios<br />
del Gran Hermano, y su ideología es casi inexistente, apenas un puñado de obviedades. Las<br />
esperanzas de Winston siempre estuvieron puestas en los proles, los miembros de la sociedad más<br />
ajenos a las proclamas del Gran Hermano, algunos de ellos incluso conscientes de que hubo un<br />
pasado anterior al Gran Hermano en el que existía un nivel de vida equiparable o superior al actual.<br />
Para ellos, en cierto modo el Gran Hermano no existe.<br />
Porque esta es la pregunta fundamental: ¿existe el Gran Hermano? El Gran Hermano irrumpe en<br />
la historia de Oceanía en un momento inconcreto. Winston cree recordar que en torno a la década de<br />
los 60, veinte años antes de la fecha en que transcurre la novela. A diferencia de Goldstein, el Gran<br />
Hermano no participó en la Revolución, al menos con ese título. El Gran Hermano no realiza<br />
apariciones en público. Es glorificado, es el líder, el conductor del ejército hacia la victoria sobre el<br />
enemigo externo, el garante de la victoria sobre la disidencia interna, el caudillo que proporcionó<br />
todos los adelantos científicos y técnicos conocidos a sus amantísimos hijos, es el padre, es el dios.<br />
Pero nadie recuerda haberlo visto en persona. Nadie recuerda en qué momento apareció en la vida<br />
pública. No tiene un origen definido, es un ser casi mítico sin historia, en una sociedad que, gracias<br />
a la manipulación ideológica e informativa, sabe que la historia no existe, que lo que hoy es mañana<br />
no será, no habrá sido nunca.<br />
¿Existe el Gran Hermano? La pregunta es difícil de responder. Tal vez sí, tal vez no. ¿Existe<br />
Goldstein? Por lo que hemos visto, es cierto que en un pasado remoto existió un Emmanuel<br />
Goldstein, pero no es el mismo contra el que alertan las autoridades, pues el Goldstein actual no<br />
existe, es una mera invención, una herramienta represora más. Tenemos, pues, a un Goldstein que<br />
en el pasado existió pero en la actualidad es sólo un nombre, una franquicia que encarna al mal, y a<br />
un Gran Hermano, su opuesto, que no tiene pasado, nadie sabe en qué momento apareció en escena<br />
y representa todos los valores positivos de la sociedad. Todas las atrocidades represoras se cometen<br />
en nombre del Gran Hermano. Todas las atrocidades que conducen a la represión se cometen en<br />
nombre de Goldstein. Sin las primeras, no se podrían justificar las segundas, que son la razón de ser<br />
del Régimen. Goldstein y el Gran Hermano se necesitan mutuamente y, si el primero no existe, ¿por<br />
qué habría de hacerlo el segundo? O son la misma persona o no son ninguna persona en absoluto.<br />
La decisión queda a la libre interpretación de cada cual.<br />
Según leemos en Teoría y práctica del colectivismo oligárquico, es probable que Eurasia y Asia<br />
Oriental tengan sus propios Grandes Hermanos (y, suponemos, sus Goldstein particulares). En un<br />
ejercicio de imaginación, podemos suponer que si Eurasia es la evolución lógica de una Europa<br />
continental invadida por la Unión Soviética, ambos papeles correspondan a los propios Stalin y<br />
Trotski, respectivamente. Lo cual nos lleva a preguntarnos si Stalin y Trotski, de manera análoga al<br />
Gran Hermano y Goldstein, existen en realidad. Y, más allá, si existen la propia guerra en la que se<br />
sustentan el Gran Hermano y su régimen o incluso si existen los tres grandes bloques que pugnan en<br />
esa guerra.<br />
Queda un último punto por analizar. <strong>1984</strong> es la historia de la resistencia de un individuo,<br />
Winston, a ser absorbido por todo un sistema. En toda distopía que se precie, este intento está<br />
abocado al fracaso. El D-503 de Nosotros es reinsertado en la comunidad. Bernard Marx y el<br />
Salvaje de Un mundo feliz padecen destinos diferentes, pero ambos se saldan con derrota: el<br />
primero es deportado a Islandia, el segundo se ahorca ante su desesperación por la sociedad perfecta<br />
descrita por Huxley. Winston y Julia se traicionan mutuamente y a ellos mismos y son vaporizados<br />
en <strong>1984</strong>. Toda forma de lucha del individuo frente al sistema represor es una quijotada que no<br />
puede acabar bien. Frente a ello, sólo cabe una opción: integrarse en la multitud, de modo que no<br />
puedan anularte como persona. Si no piensas como la masa, al menos camúflate bien entre ella. En<br />
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