Robert Irwin con Marianne Stockebrand - The Chinati Foundation

to say, survive as a standard measurement
that would define art outside
the museums, and outside the
commercial gallery system. It involved
working with the landscape,
and with the existing buildings of the
fort, transforming some buildings inside
and out, planning completely
new buildings, designing furniture,
and painstakingly making and placing
his own art. The truly remarkable
thing is how well he has succeeded,
and how much, six years after his
death, it continues to grow. The barrack
huts and sheds scattered artlessly
over the landscape have become
a kind of Stonehenge. A
pilgrimage site that creates the truly
surreal sight of the Border Patrol
packing pistols and bullet proof
vests and crackling radio hand sets
sitting down to tuck into burritos at
Carmen’s alongside the quintessentially
metropolitan figure of the director
of Amsterdam’s Stedelijk Museum.…
Domus, December 2000
THE LAST GREAT ART
OF THE 20TH CENTURY
BY MICHAEL KIMMELMAN
The last great work of the 20th-century
American art has just been finished
in this cattle town, a tumbleweed-tossed
speck in the high desert
plain near the Mexican border
known here as “el despoblado,” the
uninhabited place, 200 miles southeast
of El Paso. The work is by Dan
Flavin, the light artist, who before he
died in 1996 left instructions for
completing “Untitled (Marfa project)”.…
Marfa is no longer news to venturesome
art world types, who since the
mid-90’s have been making the pilgrimage
at a rate that now approaches
10,000 visitors to Chinati
a year, but this seems a good moment
to reconsider the place both
because of Flavin’s work and because
of the relevance of Judd’s
agenda today. Big-thinking characters…are
in too short supply in the
art world these days.... Judd, whose
work looks better as time goes by,
reminds us via his Marfa empire
what it is to take care unreservedly,
even maniacally, about art, which
he regarded as synonymous with
life, not peripheral to it.…
los edificios de la fortaleza, transfor- Chinati is a museum. Or really an
mando algunos de éstos por dentro y antimuseum. Judd figured out more
por fuera, planeando edificios total- than 30 years ago where American
mente nuevos, diseñando muebles y museums were going, and he
creando y colocando sus propias obras marched the other way. “Art is only
de arte. Lo verdaderamente notable es an excuse for the building housing
hasta qué punto ha triunfado y lo mu- it, which is the real symbol, precise
cho que esto sigue creciendo, a seis as chalk screeching on a black-
años de su muerte. Los cuarteles desboard, of the culture of the new
parramados sin ton ni son por este te- rich,” he wrote about museums 20
rreno se han convertido en una especie years ago. He seems more correct
de Stonehenge. Se trata de un lugar de than ever.
peregrinaje en el que se puede contem- Chinati is the opposite of today’s
plar una escena tan inverosímil como la populist palaces for spectacle archi-
de un par de agentes de la Patrulla tecture and revolving-door installa-
Fronteriza, con sus pistolas, sus chaletions. In life, artists make works one
cos antibalas y el ruido de la estática at a time, each work having an inde-
de sus transmisores-receptores portátipendence and integrity. Here Judd
les, sentados ambos al mostrador del made sure that works are seen as
restaurante Carmen’s, listos para zam- the artists made them and wanted
parse sus burritos del día, al lado del them to be seen, one at a time, in
correctísimo director del Museo Stede- spaces designed for and permanentlijk
de Amsterdam.
ly devoted to them.
It is a beautiful idea. Arrogant, too?
Domus, diciembre de 2000
Of course. So what?…
Marfa, by its remoteness, restores to
the experience of looking at a oneof-a-kind
work of art its desired otherness
and thereby it’s natural digni-
EL ULTIMO GRAN ARTE ty….Or put it this way: the art here
DEL SIGLO VEINTE in Marfa, given space and a home
POR MICHAEL KIMMELMAN in perpetuity, is treated with a respect
that becomes a moral point
La última gran obra de arte del siglo when regarded as a human meta-
veinte en Estados Unidos acaba de terphor.… The result is that we see Chiminarse
en este pueblo ganadero, un nati today closer to the way Judd
lugarcito a 300 kilómetros de El Paso, imagined but never saw it, Flavin’s
anidado en la altiplanicie desértica barracks being the crucial comple-
cercana a la frontera mexicana que rement to the artillery sheds.
cibe el nombre de “despoblado”. La The impact is hypnotic. The art
obra es de Dan Flavin, el artista de la avoids fuzzy mystical-romantic inter-
luz, quien, antes de fallecer en 1996, pretation by virtue of the low, tacky
dejó instrucciones para terminar su Sin buzz of the industrial tubes, and by
título (Proyecto Marfa)…
the enforced choreography that frus-
Marga ya no es noticia para los iniciatrates one’s desire to walk straight
dos en el mundo del arte, los cuales through each building. To see a
desde mediados de los noventas vienen building complete, you must walk in
acudiendo en peregrinaje a la Funda- one end of a barracks, march back
ción Chinati en cantidades que se apro- outdoors and into the other end. The
ximan a los 10,000 visitantes anuales. colors – half roadside billboard, half
Pero este momento se hace propicio Tiepolo ceiling – achieve optical lux-
para reconsiderar el lugar, tanto por la ury in the same matter-of-fact way
obra de Flavin como por la perenne ac- that Judd’s aluminum boxes do:
tualidad de lo realizado por Judd. Es- what you see is what you see, which
casean en forma lamentable los perso- in Flavin’s case has an otherworldly
najes de grandes ideas en el mundo del effect, bathing you in subtly mixed
arte hoy… Judd, cuyas obras se ven luminosity, your interaction with the
cada vez mejores con el paso del tiem- light and the empty space being the
po, nos recuerda mediante su imperio ultimate object of the work, the epit-
en Marfa qué significa dedicarse en ome of Minimalist parsimony and in-
cuerpo y alma al arte, que él considesinuation.…raba sinónimo de vida, y no su acceso- There are few places in the art world
rio…
where an equivalent stillness exists:
Chinati es un museo. O en realidad un not the socially mandated silence of
antimuseo. Judd reconoció hace más public museums, but a stillness that
de 30 años el camino por el que iban seems to have physical weight. This
los museos de arte, y él marchó en di- alone makes the long trip here
rección contraria. “El arte es sólo una worthwhile. You feel it as a presence
40
excusa para el edificio que lo alberga,
que es el auténtico símbolo, tan preciso
como la tiza que chirría en el pizarrón,
de la cultura de los nuevos ricos”, escribió
Judd hace 20 años. Palabras proféticas,
más ciertas que nunca.
Chinati es lo contrario de los palacios
populistas actuales para la arquitectura
de espectáculo y las instalaciones
que duran sólo unos cuantos días en
exhibición. En la vida real, los artistas
hacen sus obras una por una, y todas
tienen su independencia e integridad.
Aquí Judd se aseguró de que las obras
se van a ver tal y como el artista las
creó y quería que se vieran, una por
una, en espacios especiales dedicadas
permanentemente a ellas. Es una idea
hermosa. (También arrogante? Claro,
(y qué?
Marfa, por su aislamiento, devuelve a
la obra de arte única la otredad que se
desea para ella, y así también su dignidad.
O dicho de otro modo: aquí en
Marfa el arte, provisto de su espacio y
un hogar en la perpetuidad, se trata
con un respeto que se convierte en punto
de moralidad cuando se contempla
como metáfora humana… El resultado
es que hoy vemos a Chinati más como
Judd se lo imaginó pero nunca logró
verlo, y los cuarteles de Flavin forman
el complemento crucial de los galpones
de artillería…
El efecto es hipnótico. El arte se libra de
la cómoda interpretación místico-romántica
en virtud del zumbido bajo e
irritante de los tubos de luz industrial y
por la coreografía obligada que frustra
el intento de caminar directamente a
través de cada edificio. Para ver un
edificio completo hay que entrar por un
extremo, salir luego al aire libre y entrar
de nuevo por el otro extremo. Los
colores–mitad cartelera publicitaria y
mitad techo Tiepolo–alcanzan el lujo
óptico de la misma manera que las cajas
de aluminio de Judd: lo que uno ve
es lo que uno ve, que en el caso de Flavin
involucra un efecto esotérico que
baña a uno en luminosidades sutilmente
mezcladas, siendo la interacción del
observador con la luz y el espacio vacío
el propósito final de la obra, la
quintaesencia de la parsimonia y la insinuación
minimalistas…
Hay pocos lugares en el mundo donde
exista una calma semejante: no el obligatorio
silencio social de los museos
públicos, sino una quietud que parece
cobrar peso físico. Esto en sí hace que
el largo viaje valga la pena. Uno la
siente como presencia tangible en los
cuarteles de Flavin, con sus colores industriales
zumbones e inexpresivos. El
visitante se inclina a llenar el espacio
vacío de estos edificios al igual que llena
las cajas de Judd, con sentimiento