IV - CCA Monatsblatt

Monatsblatt 4/2012
Leute
Decir adiós no es fácil
El 21 de Diciembre de 1991, llegué a Bolivia. Mi marido había venido
unos meses antes, para establecerse y recibirnos. Mis dos pequeños hijos
miraban todo con desconcierto. Extrañaban… querían su cama, su casa, su
mundo. No entendían lo que pasaba, y si lo entendían no deseaban aceptarlo.
Nosotros, si sabíamos lo que estábamos haciendo. Habíamos venido a
buscar nuestro nuevo hogar, un lugar que nos permitiera contar con tiempo
y vida de calidad para dedicarlo a nuestra familia. El país lo ofrecía, tenía
todas las condiciones, así que no solo lo ofrecía, lo prometía!!! Entonces
manos a la obra, rentar departamento, comprar muebles y las cosas de casa.
Yo decoraba quitando y poniendo, pensando que en México ya tenía una…
no se si al cerrarla quité las sábanas. Lo primordial era organizarnos, el
hijo mayor al colegio, niñera para el menor y papás a trabajar. La nostalgia,
no sería nunca nuestra invitada, había mucho por hacer, adaptándonos a
nuestra nueva vida.
Recuerdo que el segundo
mes iba manejando y mi hijo me
comentó lloroso “mami, verdad
que en México todo es grande,
las calles son callesotas y los
edificios edificiototes” y ante otros
comentarios similares, paré el auto
y le dije “hijito, tu papi es Boliviano
y yo soy Mexicana, por eso tu
tienes las dos sangres y si papi te
oye, se pondrá muy triste que digas
eso”. El lloró en silencio y luego de
unos minutos me contestó “mami
¿recuerdas que ayer me caí y me
raspé la rodilla? ¡Se me salió toda
la sangre Boliviana!!!” y rompió en
llanto. Lindísima lección temprana,
también habría que aprender a
amar la nueva Patria, empezando
por descubrirla, sentirla, conocerla,
admirarla, convivirla y compartirla
con todo lo que implica.
101 Wohin mit dem Müll?